18 Nov Me quiero divorciar: ¿qué ocurrirá con mis hijos?
Ningún divorcio es fácil, eso está claro; la parejas que deciden dar este paso saben que romper con la persona con la que iban compartir toda su vida es una de las decisiones más difíciles que se pueden asumir.
Pero cuando, además, hay hijos de por medio, el proceso crea muchas más incertidumbres y dudas: ¿qué opciones tenemos? ¿Cuál es la mejor elección para nuestros hijos?
Salvo en casos excepcionales, en los que haya habido violencia de género o maltrato a los menores de por medio, hay dos opciones claras: la primera es que un progenitor tenga la guardia y custodia del menor o menores y el otro disfrute de un régimen de visitas acordado o dictado por el juez. La segunda opción, cada vez más extendida, es la custodia compartida.
Custodia para un progenitor
Hasta hace unos años, en caso de divorcio siempre era uno de los progenitores —habitualmente la madre— quien recibía la guarda y custodia de los hijos, es decir, quien convivía con ellos habitualmente.
El otro progenitor tenía derecho a las visitas que se hubieran acordado y que quedaban establecidas en la sentencia de divorcio. Adicionalmente, debía satisfacer puntualmente la pensión de alimentos correspondiente.
Pero en la actualidad, con la custodia compartida, esta realidad puede dejar de ser la norma. Cuando una pareja no está de acuerdo sobre quién debe tener la custodia y se enfrentan en los tribunales, pueden ocurrir dos cosas: que el juez conceda la custodia en exclusiva a uno de los progenitores o, si uno de los padres la ha solicitado, decretar la custodia compartida, aunque la otra parte no esté de acuerdo.
Ya se han dado varias sentencias en este sentido —en este artículo comentábamos una de ellas—, en las que el juez otorga la custodia a ambos progenitores, aunque solo la solicitara una de las partes.
Custodia compartida: hay que llegar a acuerdos
Cuando, tras un divorcio, ambos padres conservan la custodia de sus hijos, hablamos de custodia compartida. En este caso, los hijos convivirán con los dos progenitores —normalmente, por períodos de tiempo iguales— y se compartirán los gastos que suponen su manutención y educación —aunque no tiene por qué ser al 50%, si la capacidad adquisitiva de los padres no es igual—.
Para que la custodia compartida funcione, hay que llegar a muchos acuerdos, por lo que es conveniente que la relación entre los progenitores sea, si no cordial, al menos civilizada; por este motivo, no se aconseja este tipo de custodia en casos conflictivos.
En primer lugar, se debe establecer cuál será el período de tiempo en el que los hijos vivirán con cada progenitor: una semana, quince días, un mes, o incluso un día o un año. En este sentido, la libertad es absoluta y debe elegirse lo que resulte mejor para ambas partes y para los menores.
Algunas parejas deciden que los niños vivirán permanentemente en el que fue el domicilio familiar y que serán ellos los que se mudarán a él en los períodos correspondientes. Esto en principio puede resultar más beneficioso para los menores, que no tendrán la necesidad de mudarse cada dos por tres; sin embargo, también supone mayores gastos, ya que, además de mantener la casa familiar, cada padre deberá tener un domicilio adicional para los períodos en que no conviva con los menores.
Como vemos el tema de la custodia de los hijos tras un divorcio no es, en absoluto, sencillo; nosotros, como Abogados de Derecho de Familia, siempre sugerimos a nuestros clientes que intenten velar por el bien de los menores, por encima de intereses económicos. Es el mejor consejo que podemos dar a cualquier persona que esté inmersa en un proceso de divorcio con niños de por medio.
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