En ocasiones, es probable que cualquier ciudadano de a pie se vea en la necesidad de reclamar judicialmente una cantidad de dinero, suscribir o resolver cualquier tipo de contrato, o incluso verse envuelto en un proceso sucesorio.
No son éstos más que una ínfima representación de los incontables asuntos que contiene la disciplina de Derecho civil, y de los que muy asiduamente cualquier particular puede ser parte implicada, bien como sujeto activo, bien como sujeto pasivo.
De nuevo, la satisfacción de nuestros clientes es nuestra principal premisa. Y nuevamente, esa satisfacción puede llegar por medio de diferentes soluciones. Así trabajamos en nuestro despacho de abogados.
En ocasiones, no hay más remedio que acudir a un procedimiento judicial, puesto que las diferentes posiciones en torno a una determinada problemática pueden ser muy encontradas. Sin embargo, ésta no puede ni debe ser la única salida para nuestros clientes.
Entendemos que la labor básica de un buen profesional es solucionar problemas sin erosionar aún más las situaciones de hecho que nuestros clientes nos plantean, y esa es nuestra principal meta, buscar soluciones alternativas que se puedan presentar cuando esa expectativa sea viable, bien por medio de una mediación, arbitraje, etc.
Tenemos la certeza de que no siempre la confrontación en un procedimiento es la salida más adecuada para nuestros clientes. Recurrimos a ella únicamente, pero con toda nuestra determinación en aras a una efectiva defensa de los intereses de nuestros clientes, cuando cualquier vía de negociación o solución alternativa se torne imposible.
Un profesional experto cubrirá todas las necesidades de una persona o familia desde la redacción de disposiciones de última voluntad hasta la realización de los trámites posteriores al fallecimiento: