¿Quién tiene derecho a la vivienda familiar cuando los hijos alcanzan la mayoría de edad?

24 Feb ¿Quién tiene derecho a la vivienda familiar cuando los hijos alcanzan la mayoría de edad?

Cuando se produce un divorcio y uno de los cónyuges ostenta la guardia y custodia de los hijos, lo habitual es que también obtenga el uso y disfrute de la vivienda familiar. Pero, ¿qué ocurre cuando los hijos llegan a la mayoría de edad? ¿Quién tiene entonces derecho a utilizar la vivienda? Es lo que vamos a tratar de explicar en este artículo.

Cuando los hijos llegan a la mayoría de edad —tanto si son económicamente dependientes como si no— lo que se suele tener en cuenta para decidir quién puede disfrutar de la vivienda familiar es cuál de los dos cónyuges está más necesitado de protección.

¿Qué quiere decir esto? Que el juez puede tener en cuenta los sueldos, la posibilidad de acceder a un empleo e incluso antecedentes médicos, si se alega enfermedad o incapacidad para trabajar. De aquí deducirá quién está en peor situación y, por lo tanto, con mayor necesidad de utilizar la vivienda familiar.

Esta medida puede tomarse por tiempo limitado, no teniendo por qué ser definitiva. Es decir, cuando la situación de uno de los dos cónyuges cambie —tanto a mejor como a peor— puede revisarse.

¿Y si los dos cónyuges tienen la misma situación económica?

Puede darse el caso de que ambos tengan una situación similar y las diferencias salariales y patrimoniales no sean significativas. En este caso, el juez tendrá en cuenta, en primer lugar, si la vivienda es privativa de uno de los dos; en ese caso, atribuirá el uso de la casa a su titular.

Pero si, como es frecuente, se trata de bienes gananciales, se suele optar por que los cónyuges convivan en la vivienda —lo que no suele ser viable en prácticamente el 100% de las ocasiones— o, la solución más común, atribuir el uso de la vivienda a ambos cónyuges por períodos alternos. Así, ambos tendrían derecho a disfrutar de la vivienda familiar por igual.

De todas maneras, estas medidas dependen mucho del criterio del juez y de las pruebas que se presenten. Por ello, lo mejor que podemos hacer es consultar con un abogado de familia para estudiar nuestro caso concreto y ver qué posibilidades tenemos.